Hoy, escuchando
'Tuesday night music club', me he vuelto a sentir como en aquellos veranos en los que viajaba en la parte de atrás del rojo Renault 12 de mi padre. Viajes veraniegos a pueblos sin playa en los que sólo nos refrescaban las ventanillas bajadas hasta el tope y algunos pañuelos colgados que daban una sombra intermitente.
Mi hermano era el copiloto y pinchadiscos oficial. Gracias a aquellos viajes descubrí a Depeche Mode, Joaquín Sabina, los Rodríguez, Lenny Kravitz... En aquellos momentos yo los detestaba, lo único que esperaba con ansia eran los aproximadamente 10 minutos de gloria que me eran concedidos para poner mi casete de 'Campeones. Olliver y Benji y otros éxitos de televisión'.
Ay...¡qué tiempos! Luego mi colección fue creciendo y tuve enormes discos como: 'Teresa Rabal - Loca por el circo', '¡Tope Guay! - Dartacan, Danza de Xuxa, Salpica y chapotea, Sandy,...', 'Bola de DragonBall Z', ... Todavía los conservo y me encanta que en la portada de la mitad de ellos se asegure que son Versiones Originales o Gran éxito en Tv .
Entre tanto éxito original logró colarse en la cabeza de esa niña de 10 años el primer disco de Sheryl Crow. Me gustaba todo de ese disco. Disfrutaba viendo los campos secos y la velocidad a la que aparecían y desaparecían los árboles mientras sonaban todas esas melodías. A la música se le unían las interferencias del viento que entraba por las ventanillas y no bastaba con escuchar, había que oír.
Tumbada en los asientos traseros (ventajas de no llevar el cinturón de seguridad...) observaba las fotos del casete de aquella chica que llevaba una camisa tejana como las mías. Luego navegaba una y otra vez por las letras de aquellas que canciones de las que no entendía absolutamente nada. Intentaba reproducir los mismos sonidos sin demasiado acierto. Es curioso volver a escucharlo ahora, porque recuerdo perfectamente todas esas letras tal y como las aprendí. Muchos discos tienen fecha de caducidad, pero éste para mí estando igual de vivo que hace 17 años.