Lamiendo heridas

Un concierto a las 20h supone para mí salir corriendo de la librería y deber horas. Un concierto a las 20h para Chloé supone salir corriendo del concierto para llegar tarde al bar y deber horas. Un concierto a las 20h supone poder disfrutarlo juntas.
Tanto corrimos que al final llegamos al Harlem pronto y tomamos algo mientras las mesas de ese entrañable local se fueron llenando de a poco.

Fabián salió puntual al escenario armado únicamente con su guitarra y empezó a desgranar 'Pequeño decimal' mientras la gente todavía se estaba acomodando. Sin a penas dar tregua dio paso a 'Mis calles de arena' y, sin darme cuenta, en la segunda canción mi cabeza ya no estaba en Barcelona. Empecé a viajar engranando imágenes de cosas vividas y de cosas que iba dibujando mi imaginación para acabar finalmente en un concierto de hace muchos, muchos años atrás. Al término de la canción estaba, sin querer, recordando la primera vez que vi tocar en una pequeña sala de universidad a Jorge Drexler. Y la asociación de ideas no es porque haya parecido musical, sino porque con Drexler me pasó exactamente lo mismo, en el minuto tres ya consiguió sumergirme totalmente en su universo. Fue sencillamente una maravilla volver a tener aquella sensación.

Acto seguido, Alfredo González subió al escenario para acompañar a Fabián con piano y coros. Juntos interpretaron 'Apenas'  y el hielo provocado por el frío que hacía en la calle se fue rompiendo lentamente mientras los allí presentes nos dejábamos acariciar la pena. Luego se fueron sucediendo canciones del primer y segundo disco junto a algunas nuevas como 'Diecisiete' y 'Oh, María'.


Entre canciones y bromas, los adorables habitantes de las fosas nasales quisieron quitar protagonismo durante un instante a un Fabián aquejado de alergia, que se autodenominó 'niño burbuja', y no tuvo más remedio que pedir ayuda entre el público para conseguir un pañuelo de papel.
Alfredo también tuvo protagonismo (mucho más merecido, por supuesto) y se quedó solo para tocar tres temas propios, uno de ellos inédito: 'Todos llevan disfraz', 'Retruque' y  'Cicatrices de Prestado', en el que pidió la colaboración vocal de un público aparentemente mudo durante todo el concierto (en Barcelona, en salas así, nos cuesta bastante interactuar. Una pena.)

El broche de la noche lo pusieron 'Horas de luz', 'Como los gatos' (donde, como en algunas otras canciones se acompañó de su armónica) y la dulce 'Un pequeño Pájaro que Canta'.

A pesar de llevar todo el día de promoción y de cargar con alergias, nos ofrecieron un concierto de esos tan necesarios que calan y sanan. Todo un remanso de paz.

Felizmente melancólica abandoné el Harlem, con una sonrisa de oreja a oreja diciendo adiós a la tormenta y esperando con muchas ganas la primavera y nuevos proyectos de Fabián.


GRETA

4 comentarios:

  1. Me encantó la crónica. Es casi como si hubiera estado ahí. Un saludo

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  2. Merci ;)

    P.D. Enorme Fabián, siempre

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  3. Ohh, que genial!! Y que envidia!!!!!!

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  4. Entonces vosotras erais las que estabais delante nuestro, no?? ja ja ja

    Un concierto de Fabian siempre me enrojece los ojos.

    Besazos

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